Poema Carne y espíritu

preguntas con tono de voz interrogante, ¿no seria mas interesante si fuese un fantasma?  
que pecado mas grande, no hay delirio mas  exorbitante, que el de en medio de la carne y el hueso buscar tu espíritu amante, 
porque rechazar tu forma corpórea, si es la forma de los olvidos, donde lo que fue y lo que sera no importa... 
porque rechazar y separar la carne del espíritu, si forman un todo perfecto ... porque quitarle al espíritu su carruaje.
G.A

Un grito de belleza

estoy seguro, esta bien esta muy bien, pintar los lienzos en blanco que hay en algunos muros,

soy muy creyente que si no hay nada bello en un día, este es un día perdido, 

por eso adoro ver esos "gritos" en la calle con ese accionar poético y bello 

grito de belleza, no estética ni artificial belleza que se podría llamar belleza poética o sublime  que por la locura de cuidad y su monótono circular de horas pasa desapercibido .

aquí una imagen de esos gritos de belleza que son tan populares en facebook conocidas como 

acción poética :

G.A

Poema la pareja

Tenerte cerca. Hablarte.
Y besarte en silencio.
Y sentir el contacto
caliente de tu cuerpo.

Sentir que vives, trémula,
aquí, contra mi pecho.
Que mis brazos abarcan
tus límites perfectos.
Que tu piel electriza
las yemas de mis dedos.
Que la vida se ahoga
en el hilo de un beso.
Que así, en la sombra, a tientas,
bajo la noche, ciegos,
topándonos a oscuras
mientras todo es silencio,
nos amamos y somos
casi dioses, rugiendo.


Vuelvo a palpar tu carne,
vuelvo a besarte, vuelvo
a estrecharte en la sombra
ciega contra mi pecho.
Vuelvo a sentir tu vida
trémulamente. siento
que el desamparo pone
su soledad, su cerco,
en torno de nosotros.
El mundo está desierto.
Mudo. Tú y yo arrojados
a un destino violento,
aquí, sobre la tierra,
abrazándonos ciegos.


Y entonces te recojo,
te amparo, te sujeto,
pequeña, débil, mía,
cobijada en mi aliento,
sostenida en mis brazos,
cubierta con mis besos.


Pero mi pequeñez
en seguida comprendo.
Mi inútil protección,
castillo sin cimientos,
rueda deshecha frente
al enorme Universo.


¡Qué poco puede el hombre!
Y me refugio en medio
de tanta soledad
en tu caliente cuerpo,
para que entre tus brazos
me mezas con tu tierno
amor. Niño asustado,
busco tu amor materno.


Los dos en la tiniebla
abrazados, pequeños,
frente a la eternidad,
lloramos en silencio.


La noche continúa
mudamente cubriéndonos.

Leopoldo de Luis

Dejando caer el látigo del capataz.

Algo me a estado rondado la cabeza, esa especie de incisión casi cirujana en nuestra mente, que nos separa y suele convertirse en una relación  de perseguidor y perseguido, entre capataz y esclavo, claro me refiero a ese monologo dentro de nosotros mismos, que suele ser tan invisible como dicen, “que el agua es invisibles para los peces” y que no nos es perceptible en que medida no somos amigos de nosotros mismo y solemos ser nuestros propios jueces al abandonos por nuestros méritos y condenándonos “por nuestras fallas”.

Hoy me cruce con un vídeo de alguien muy interesante Claudio Naranjo (se los recomiendo), en un punto habla del precepto cristiano de “ama al prójimo como a ti mismo”, hablaba del amor como un acto de rebalse, una especie de “llenura armoniosa” en nosotros mismos que hace que llegue nuestro amor a los demás  de forma espontanea  sin necesidad de un verdugo que nos exija “amar porque es lo correcto”.

En una parte Claudio decía algo que me pareció  muy interesante, que ante el “niño difícil”  salia el padre severo, que se basa en que la amenaza es lo mas eficiente, dejando de lado lo que lo que muchas terapias han demostrado, que amar y comprender es mas efectivo.

“el mundo no necesita mas gente inteligente, si no mas gente que ame”
-Dalai Lama

“el sufrimiento emocional de las personas es sobre todo fruto de la enemistad de cada uno, del auto rechazo de cada uno, y cuando se habla de mejorar la autoestima, se trata de parchar algo sin reparar, algo que es demasiado inconsciente, algo que solo se podría reparar reconociendo plenamente este rechazo este antagonismo”
-Claudio naranjo

Para concluir el amor propio es soltar el látigo del capataz y darse una abrazo al ser que somos, no por lo que hemos conseguido, no por lo que aparentamos, si no es mas ese amor incondicional que se le da a un bebe por el mero hecho de existir.
No se trata del egoísmo o narcisismo que es un mal sustituto que necesita exaltarse para sentirse alguien, expresando entre lineas y sombras la falta de su amor propio. El amor comienza por un abrazo a lo que fuimos antes de nacer a lo que somos y seremos eso que es permanente en nuestras vida.
Guillermo Anrrider